De momento sólo será un vehículo de pruebas para que los ingenieros puedan investigar sobre la materia, y recabar datos de cara al desarrollo de futuros modelos con esta tecnología. Sin embargo se nos antoja interesante pensar que esta propuesta también sirva para conocer la reacción de los potenciales clientes de la marca, ante un cambio radical de su filosofía. Y es que recordemos, que el Phantom monta un propulsor V12 de 460 CV.
Rolls-Royce ofrecerá pruebas de su modelo one-off (así lo denominan ellos) a sus clientes, en Norte América, Europa, Medio Oriente, y Asia. De momento la marca no nos ofrece datos técnicos, pero nos hace pensar en el maravilloso conjunto que podría ofrecer, si sumamos al ya perfecto bastidor, un propulsor eléctrico que añadirá, si cabe, aún más suavidad y comfort.
Sólo nos falta descubrir que reacción tendrá el público en su presentación en Ginebra. Desde luego, y aún no siendo un vehículo de futura producción, el resultado puede ser muy interesante.
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