Lo primero es lo primero, y esto es preocuparse por las personas afectadas por este terremoto de escala 8,9. De momento las cifras no son alentadoras (se habla de miles de víctimas), a pesar de ser un territorio muy preparado para estos acontecimientos. Sin embargo, en esta ocasión, la magnitud ha sido inconmensurable, y el temblor unido al tsunami posterior, han dejado un país patas arriba, dañando además de viviendas e infraestructuras, -por la parte que nos toca- la industria del automóvil.
Parece frío hablar de este tema, pero los datos son estremecedores, Toyota ha cerrado 3 factorías, incluyendo la nueva en Miyagi, donde se fabrica el Yaris, aunque ha anunciado que la de Saitama, ya ha retomado la producción con normalidad. Nissan por su parte, ha tenido que cerrar 4 de sus factorías: en Tochigi, Fukushima y Kanagawa (2 factorías, coches y motores). Subaru también se ve afectada, ya que el grupo Fuji Heavy Industries (al que pertenece) ha echado el cierre a 5 de sus fábricas. Pero donde peor lo han pasado es en Honda, donde tenemos que lamentar la muerte de un operario, del centro de I+D de Tochigi, además de 30 operarios heridos. En cuanto a Mazda, parece que se salva, ha declarado que no se ha visto afectada, al igual que Suzuki, que ha advertido que sus factorías no han sufrido daños y que sus trabajadores se encuentran todos bien.
La industria ha quedado pues, seriamente dañada, y veremos como afecta esta situación, al mercado de vehículos japoneses.
Fuente: elespectador.com |
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