Hablábamos la semana pasada de la presentación al público del Ferrari Superamerica 45 en el famoso Concorso d'Eleganza Villa d'Este, y de su curioso sistema de apertura del techo, similar al de su "antecesor", el 575 Superamerica. Ya pasado el concurso, podemos repasar todos los detalles de esta preparación única en el mundo de la marca del Cavallino Rampante.
Y cuando digo único, es porque no existe ni existirá otro modelo idéntico a este, ya que se trata de una unidad pedida especialmente al departamento Special Projects de Ferrari, por el multimillonario neoyorquino Peter Kalikow. Su exclusividad reside en el sistema de apertura del techo, que si bien no es totalmente novedoso, tampoco resulta exactamente igual que el del 575 Superamerica.
La diferencia entre ambos, es que renuncia a un techo de cristal electrocrómico (para poderse oscurecer cuando se desee) y se utiliza uno de fibra de carbono, para rebajar el peso de todo el sistema. Mediante un sistema mecánico y la ayuda de unas bisagras, el techo pivota hacia atrás, integrándose perfectamente en la tapa del capó trasero. El resultado es realmente magnífico, ya que una vez descapotado, apenas se puede apreciar el techo apoyado en la carrocería, sólo se puede identificar por el tapizado, interior que ahora se puede ver.
Otra de sus ventajas, es la rapidez con la que el techo pivota, en aproximadamente 6 segundos, ¡en un sistema de techo rígido! No hay nada igual en el mercado, aunque a pesar de su magnífica estampa, tiene sus inconvenientes. Uno de ellos, es que no creemos que sea posible tapar o destapar el coche a una velocidad moderada, como si pueden hacer algunos descapotables del mercado, la razón es que ese techo en pleno "proceso de destape" debe hacer un gran efecto vela.
Pero hay un inconveniente que supera a todos los demás, y no es por criticar, pero esto es la realidad. El hecho de que al ir descapotados, la parte interior del techo, es decir, la tapicería, se encuentre al exterior, supone un grandísimo problema a la hora de afrontar las inclemencias del tiempo y de la fauna, si, me refiero a nuestras queridas palomas, y pájaros varios. Además, a la hora de dejarlo aparcado debajo de unos árboles por ejemplo, podrían llenar esa zona de hojas y suciedad que luego va a donde va... (Problema que por cierto, soluciona el pequeño Renault Wind, en el que el techo queda protegido por una tapa) Pero bueno, no seamos tan pesimistas, el dueño de uno de estos vehículos tendrá un cuidado extremo por su coche, yo al menos lo tendría.
Por último tenemos un par de detalles del coche en si, su nombre y su color. El primero de ellos, el nombre, Superamerica 45, hacer mención a los 45 años que lleva como cliente habitual a la marca italiana, el dueño de esta joya. Nada más y nada menos que casi medio siglo siendo fiel comprador de belle macchine italiane.
El segundo dato, el color, llamado Azul Antilla, es un encargo muy especial del cliente, ya que es el mismo color que baña la carrocería de otro de sus pequeños, todo un Ferrari 400 Superamerica Cabriolet de 1961. A esto se le puede llamar ser un verdadero enamorado de los Ferrari y en concreto de los Superamerica.
Fuente | Autoblog.nl
Vía | Diariomotor
En Automóvil Hoy | Ferrari Superamerica 45, un 599 GTB descapotado a su manera
0 comentarios:
Publicar un comentario